martes, 29 de octubre de 2013

Columna de Opinión

¿Concurso docente o indecente?
 “Hagan todo lo que les digan; pero no sigan su ejemplo, porque ellos dicen una cosa y hacen otra”. Jesucristo.



 Por Rober Aurelio Nieto Álvarez
Comunicador Social Periodista
 roberanieto@gmail.com

El 28 de julio pasado, en el país 284.517 personas se presentaron al concurso para alcanzar uno de los 24.250 cargos vacantes que hay en el Magisterio, y yo fui uno de esos. A pocas horas de conocerse el resultado de las pruebas, no puedo callar lo que me he reprimido desde entonces. Recuerdo que, unos minutos después de salir ese domingo del examen, una docente -después de recibir una llamada-  me dijo: “¡Lo sabía! ¡Hubo fraude!” Aseveró con vehemencia e impotencia, afirmando que en algunas regiones algunos aspirantes habían pagado millones de pesos para recibir de antemano las respuestas  a las preguntas que se plantearon en el examen. Me mostré un tanto escéptico ante tales cuestionamientos y solo atiné a balbucear algunas palabras sin contradecirle.

Unos días después conversé con Gina Margarita Luna Cáliz, próxima a graduarse de Licenciatura en Lengua Castellana en la Universidad de Antioquia, quien también se presentó para el concurso. Ella manifestó estar  decepcionada… y afirmó algo parecido a lo ya antes escuchado por mí. Y me dijo que en  la red social Facebook habían subido poco después de la prueba  las respuestas escritas a mano. Me lo aseguró, y efectivamente me envío al correo la prueba fehaciente de la misma. Hice memoria en cada una de las preguntas, y en mi saber y entender coincide con las pruebas originales.

Para no alargar la historia, me decepcioné aún más; me puse a pensar que si los maestros, considerados como “modelos” realizan este tipo de fraude ¿cómo van a exigirle a los estudiantes que no lo hagan? ¿Será este otro caso de doble moral? Más aún, conversando con otros profesores me expresaron que desde los directivos del ICFES venía el problema, pues algunos de los que participan en la preparación de las pruebas son los culpables de “vender las respuestas” al mejor postor. Eso no me consta, pero si deja un sabor desagradable en el ambiente que reina ante este tipo de pruebas.

Esto es un pequeño reflejo de la situación que se vive en el mundo, de la crisis de valores que promueve el espíritu egoísta de lograr lo que se quiere sin importar que haya que pasar por encima de la misma dignidad personal y dejando de lado los valores que deberían ser los estandartes de la educación.

¡Vale la pena reflexionar de forma profunda en los valores que nos mueven, promovemos y vivimos en todo aspecto de nuestra vida! Ojalá que los rumores sobre el fraude sean solo eso, y que de haberlo habido se les aplique duramente la ley a los infractores. Pero más allá, ¡que nos sirva de reflexión sobre la seria crisis de valores que se vive en el mundo, y para que este tipo de concursos para docentes no se vuelvan indecentes!

1 comentario:

  1. Que las voces del pueblo sean pocas, no quiere decir que sean inútiles...
    Por algo se empieza mi querido Rober.

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