miércoles, 11 de noviembre de 2015

Zaragoza de Las Palmas y de La Piña robada

Columna de Opinión


Por Kenny Chedid*
  
 *Fisioterapeuta, Productor de radio
y locutor en la Emisora Zaragoza Stéreo, y
 e
studiante de Comunicación Social 
y Administración de Empresas
Cuenta la historia que desde tiempos antiguos Zaragoza ha sido saqueada por propios y extraños.

Los indios yamesíes fueron embaucados por los españoles, los cuales con trueques desequilibrados se llevaron cantidades exorbitantes de oro. Recordemos que los yamesíes fueron los primeros pobladores zaragozanos, indios pacíficos y humildes que se deslumbraron por las novedades que presentaron los invasores, los vulgares europeos quienes, según ellos, descubrieron América y finalmente terminaron cometiendo las fechorías que ya todos conocemos.

Ya entrando en materia en nuestro municipio Zaragoza, pareciese que aún vivieran los mismos aborígenes, dejándose engañar por los invasores aparecidos que sin escrúpulos siguen desangrando la municipalidad en todos sus ámbitos.

Seguimos siendo indios, pero lo expreso no como una ofensa, sino en cuanto a las cosas que ignoramos por no ver más allá, gracias al estúpido confort. Acá no progresamos, pero sí prostituyen nuestra tierra, desaparecen progresivamente nuestras riquezas y administran mal nuestro resguardo. Uno no se puede dejar deslumbrar por la percepción visual porque esta es engañosa. Repito: El trueque sigue siendo desequilibrado”.

Ahora el cacique tiene afán y aprendió las malas mañas del español, quiere sacar provecho de su cabildo y desea coartar a su equipo de caza para beneficio propio. Eso sí, dando su generosa ofrenda en piedrecitas de oro que posiblemente ayudará para no ser cuestionado. Algunos cazadores ávaros se marcharán para no regresar ya que la comunidad no los respaldó en sus actividades de la ingrata selva y esto permite que la ofrenda sea aceptada. Eso sí, con el falso patriotismo de los traidores en decadencia.

La historia de Zaragoza registra que su pasado, y quizás que en su presente, ha sido saqueado, sus cuencas hídricas vendidas, la indolencia a flor de piel, mientras que los marranos comen callados. Pero los indios, los pobres indios del común, siguen siendo explotados sin percibir las acciones por el romanticismo con el que les hablan.
"Agúzate que te están velando"

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