¿Concurso
docente o indecente?
“Hagan todo lo que les digan; pero no sigan su
ejemplo, porque ellos dicen una cosa y hacen otra”. Jesucristo.
Por
Rober Aurelio Nieto Álvarez
Comunicador
Social Periodista
roberanieto@gmail.com
El
28 de julio pasado, en el país 284.517 personas se presentaron al concurso para
alcanzar uno de los 24.250 cargos vacantes que hay en el Magisterio, y yo fui
uno de esos. A pocas horas de conocerse el resultado de las pruebas, no puedo
callar lo que me he reprimido desde entonces. Recuerdo que, unos minutos
después de salir ese domingo del examen, una docente -después de recibir una
llamada- me dijo: “¡Lo sabía! ¡Hubo
fraude!” Aseveró con vehemencia e impotencia, afirmando que en algunas regiones
algunos aspirantes habían pagado millones de pesos para recibir de antemano las
respuestas a las preguntas que se
plantearon en el examen. Me mostré un tanto escéptico ante tales
cuestionamientos y solo atiné a balbucear algunas palabras sin contradecirle.
Unos
días después conversé con Gina Margarita Luna Cáliz, próxima a graduarse de
Licenciatura en Lengua Castellana en la Universidad de Antioquia, quien también
se presentó para el concurso. Ella manifestó estar decepcionada… y afirmó algo parecido a lo ya
antes escuchado por mí. Y me dijo que en
la red social Facebook habían subido poco después de la prueba las respuestas escritas a mano. Me lo
aseguró, y efectivamente me envío al correo la prueba fehaciente de la misma.
Hice memoria en cada una de las preguntas, y en mi saber y entender coincide
con las pruebas originales.
Para
no alargar la historia, me decepcioné aún más; me puse a pensar que si los
maestros, considerados como “modelos” realizan este tipo de fraude ¿cómo van a
exigirle a los estudiantes que no lo hagan? ¿Será este otro caso de doble
moral? Más aún, conversando con otros profesores me expresaron que desde los
directivos del ICFES venía el problema, pues algunos de los que participan en
la preparación de las pruebas son los culpables de “vender las respuestas” al
mejor postor. Eso no me consta, pero si deja un sabor desagradable en el
ambiente que reina ante este tipo de pruebas.
Esto
es un pequeño reflejo de la situación que se vive en el mundo, de la crisis de
valores que promueve el espíritu egoísta de lograr lo que se quiere sin
importar que haya que pasar por encima de la misma dignidad personal y dejando
de lado los valores que deberían ser los estandartes de la educación.
¡Vale
la pena reflexionar de forma profunda en los valores que nos mueven, promovemos
y vivimos en todo aspecto de nuestra vida! Ojalá que los rumores sobre el
fraude sean solo eso, y que de haberlo habido se les aplique duramente la ley a
los infractores. Pero más allá, ¡que nos sirva de reflexión sobre la seria crisis
de valores que se vive en el mundo, y para que este tipo de concursos para
docentes no se vuelvan indecentes!