Columna de Opinión
Por
Kenny Chedid*
*Fisioterapeuta, Productor de radio y locutor en la Emisora Zaragoza Stéreo, y estudiante de Comunicación Social y Administración de Empresas |
Cuenta
la historia que desde tiempos antiguos Zaragoza ha sido saqueada por
propios y extraños.
Los
indios yamesíes fueron embaucados por los españoles, los cuales con trueques
desequilibrados se llevaron cantidades exorbitantes de oro. Recordemos que los
yamesíes fueron los primeros pobladores zaragozanos, indios pacíficos y
humildes que se deslumbraron por las novedades que presentaron los invasores,
los vulgares europeos quienes, según ellos, descubrieron América y finalmente
terminaron cometiendo las fechorías que ya todos conocemos.
Ya
entrando en materia en nuestro municipio Zaragoza, pareciese que aún vivieran
los mismos aborígenes, dejándose engañar por los invasores aparecidos que sin
escrúpulos siguen desangrando la municipalidad en todos sus ámbitos.
Seguimos
siendo indios, pero lo expreso no como una ofensa, sino en cuanto a las cosas
que ignoramos por no ver más allá, gracias al estúpido confort. Acá no
progresamos, pero sí prostituyen nuestra tierra, desaparecen progresivamente
nuestras riquezas y administran mal nuestro resguardo. Uno no se puede dejar
deslumbrar por la percepción visual porque esta es engañosa. Repito: “El trueque sigue siendo
desequilibrado”.
Ahora
el cacique tiene afán y aprendió las malas mañas del español, quiere sacar
provecho de su cabildo y desea coartar a su equipo de caza para beneficio
propio. Eso sí, dando su generosa ofrenda en piedrecitas de oro que
posiblemente ayudará para no ser cuestionado. Algunos cazadores ávaros se
marcharán para no regresar ya que la comunidad no los respaldó en sus
actividades de la ingrata selva y esto permite que la ofrenda sea aceptada. Eso
sí, con el falso patriotismo de los traidores en decadencia.
La
historia de Zaragoza registra que su pasado, y quizás que en su presente, ha
sido saqueado, sus cuencas hídricas vendidas, la indolencia a flor de piel,
mientras que los marranos comen callados. Pero los indios, los pobres indios
del común, siguen siendo explotados sin percibir las acciones por el
romanticismo con el que les hablan.
"Agúzate
que te están velando"
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